El Santuario de la Virgen de la Balma es un lugar con unas vibraciones y sensaciones especiales para mí. Su historia era un misterio, magnificado tal vez por la visión del niño que yo era cuando mi abuela me contaba lo que ella había vivido en aquel lugar y que, años después de escucharlas, me vino a confirmar un reportaje de televisión en el programa “Cuarto Milenio”.
Parece que fue ayer y corría el año 1974.
Mi padre había conseguido, con mucho esfuerzo, comprar aquel flamante SEAT 850 Special de color rojo granate… ¡una autentica maravilla en la que los seis de familia íbamos a poder recorrer el mundo entero!… Si, ¡éramos seis!: yo, que por aquel entonces tenia 11 años mi hermano pequeño, mi hermana mayor, mi padre, mi madre y, como no, ¡la abuela!… y en aquel fantástico carruaje íbamos todos, con la baca cargada de equipaje y la comida preparada de casa a los mas lejanos y maravillosos destinos.
Los primeros fueron una muestra de respeto y la satisfacción de poder cumplir los deseos de la abuela por parte de mis padres… y por supuesto los tres hermanos contentos de que nos sacasen de casa a cualquier sitio… ¡el que fuera!
Ella, siempre decía que había tres lugares que le gustaría visitar antes de morir…
Uno era Barcelona. Allí vivían todos sus hermanos, nueve, que emigraron de Castellón hacia tierras catalanas a primeros del siglo XX ante las pocas expectativas existentes en nuestra provincia. (¡Que viejos somos que ya pertenecemos al siglo pasado!).
El segundo era Zaragoza… tenia devoción por “La Pilarica” y quería ver el lugar en que la tradición señala la Santa Aparición al apóstol Santiago.
Y el tercero, el más cercano, creo que era el que mas le ilusionaba: El Santuario de la Virgen de la Balma. De este, desde muy pequeños habíamos escuchado mis hermanos y yo mil historias. Historias de Ángeles y demonios, de brujas y endemoniados y de luchas entre el bien y el mal del que el primero siempre salía ganador. Tanto había oído hablar de aquel lugar y tal era la imagen que me había creado que cuando me dijeron que, ¡por fin! iba a ver aquellas cuevas en las que la lucha entre Lucifer y los Ángeles se había desarrollado en directo una mezcla de emoción y miedo me tuvo en vilo hasta que llegamos allí…
Pero para los que no conozcan la Balma creo que primero que nada deberían conocer las historias de la Abuela…
(Continúa en Capitulo 2)
Parece que fue ayer y corría el año 1974.
Mi padre había conseguido, con mucho esfuerzo, comprar aquel flamante SEAT 850 Special de color rojo granate… ¡una autentica maravilla en la que los seis de familia íbamos a poder recorrer el mundo entero!… Si, ¡éramos seis!: yo, que por aquel entonces tenia 11 años mi hermano pequeño, mi hermana mayor, mi padre, mi madre y, como no, ¡la abuela!… y en aquel fantástico carruaje íbamos todos, con la baca cargada de equipaje y la comida preparada de casa a los mas lejanos y maravillosos destinos.
Los primeros fueron una muestra de respeto y la satisfacción de poder cumplir los deseos de la abuela por parte de mis padres… y por supuesto los tres hermanos contentos de que nos sacasen de casa a cualquier sitio… ¡el que fuera!
Ella, siempre decía que había tres lugares que le gustaría visitar antes de morir…
Uno era Barcelona. Allí vivían todos sus hermanos, nueve, que emigraron de Castellón hacia tierras catalanas a primeros del siglo XX ante las pocas expectativas existentes en nuestra provincia. (¡Que viejos somos que ya pertenecemos al siglo pasado!).
El segundo era Zaragoza… tenia devoción por “La Pilarica” y quería ver el lugar en que la tradición señala la Santa Aparición al apóstol Santiago.
Y el tercero, el más cercano, creo que era el que mas le ilusionaba: El Santuario de la Virgen de la Balma. De este, desde muy pequeños habíamos escuchado mis hermanos y yo mil historias. Historias de Ángeles y demonios, de brujas y endemoniados y de luchas entre el bien y el mal del que el primero siempre salía ganador. Tanto había oído hablar de aquel lugar y tal era la imagen que me había creado que cuando me dijeron que, ¡por fin! iba a ver aquellas cuevas en las que la lucha entre Lucifer y los Ángeles se había desarrollado en directo una mezcla de emoción y miedo me tuvo en vilo hasta que llegamos allí…
Pero para los que no conozcan la Balma creo que primero que nada deberían conocer las historias de la Abuela…
(Continúa en Capitulo 2)
